Es fácil subestimar la importancia de la redacción profesional para tu negocio, empresa o institución, y lo es aún más para tus proyectos personales, académicos y laborales. Pero la realidad es que allí donde hay un mensaje escrito, de cualquier índole, hay una oportunidad para persuadir y abrir puertas… Y un riesgo latente de que ocurra todo lo contrario si no lo haces bien.
Es muy sorprendente la enorme cantidad de proyectos, perfectamente viables en esencia, que fracasan porque algo falló en el trayecto entre la idea y la adecuada expresión escrita de esa idea. Por suerte, existen aliados listos para evitar que algo así te suceda: los redactores profesionales.
Prácticamente no hay un proyecto empresarial, profesional o académico que no pueda beneficiarse con las skills de un copywriter o redactor profesional. Te aseguramos que al final de este artículo desearás haber sabido antes todo lo que hace un redactor por ti.
Errores de redacción que arruinan tu proyecto
La comunicación es algo tan complejo que es extremadamente fácil cometer toda clase de errores, pero lo verdaderamente preocupante es que son puntos débiles de los que casi nunca somos conscientes, y que tienen consecuencias tan nefastas como que nuestro sitio web no sea capaz de persuadir a un cliente potencial, o que nuestro currículum vitae sea descartado de buenas a primeras en una empresa.
Si bien cuando redactamos pasan desapercibidos muchos errores, cuando leemos un mensaje sí que podemos identificar si está bien o mal escrito. Al menos de manera inconsciente sabemos si nos aburre, nos convence, nos desespera o nos genera confianza.
Algunos de los errores de redacción más frecuentes que encontramos en textos no escritos por un profesional son:
Falta de claridad
Decía Charles Kettering que “un problema bien planteado es un problema medio resuelto”. Lo mismo ocurre con la redacción: elegir el orden y las palabras adecuadas para una idea es prácticamente la mitad del camino para lograr el objetivo.
Desafortunadamente, tener nociones de lo que queremos decir no nos garantiza hacerlo de forma clara y elocuente, y cuando un texto no es claro y conciso lo que normalmente ocurre es que el lector lo desecha y va a buscar la información que necesita en otro sitio.
Ortografía y estilo
Entre ortografía, gramática y puntuación el idioma español tiene centenares de reglas cuya gran mayoría desconocemos. Sin el ojo experto de un profesional, se nos pueden colar horrores ortográficos que nos arrebatan toda la seriedad y profesionalismo que necesitamos transmitir.
Por si fuera poco, están los problemas de estilo, que no son errores técnicamente hablando, pero que vuelven a la lectura un proceso tedioso y aburrido. Generalmente aparecen cuando escribimos como hablamos, y esto es bastante sutil y difícil de auto-detectar.
No analizar a la audiencia o buyer persona
Es mucho más común que sepamos qué queremos decir, a que entendamos a quién queremos decírselo, y exactamente cómo necesitamos configurar el mensaje para que genere interés y confianza en nuestra audiencia.
La comunicación efectiva es como una llave: nuestro mensaje es el metal, pero éste adopta una u otra forma dependiendo de la cerradura, o sea, de la psicología particular del destinatario.
Lo que normalmente ocurre en estos casos es que redactamos como si nosotros mismos fuéramos el receptor, priorizando nuestra personalidad y puntos de vista por encima de las necesidades y expectativas del usuario, o del tono comunicacional de la marca.
No estructurar correctamente
Es muy frecuente que comencemos un texto por lo que debería ser el final, y viceversa. O que escribamos ideas demasiado largas, o que cansemos al lector con bloques de texto eternos sin ideas resaltadas para entender mejor el significado del escrito.
El cerebro humano está sometido a cientos de estímulos por minuto y la atención de los lectores es un recurso cada vez más escaso, por lo cual cualquier texto tiene que tener una estructura y acomodo que sea cognitiva, emocional y visualmente viable de acuerdo con su objetivo final.
¿Qué hace un redactor profesional?
La respuesta corta es la siguiente: un redactor profesional se encarga de comunicar un mensaje escrito de la forma más eficiente posible.
En la práctica, esto es ligeramente más complejo, pues redactar correctamente implica tomar en cuenta cuál es el objetivo estratégico del mensaje, a qué público se dirige, en qué medio se transmite, cómo interactúa con otros tipos de comunicación y estímulos paralelos, qué emociones o certezas hay que detonar en el lector, cómo puede decirse más con menos, y un largo etc.
Independientemente de los muchos tipos de textos que un redactor puede crear u optimizar, hay tres fases principales en su trabajo:
- Planificación: en esta etapa el redactor se familiariza con los objetivos del mensaje a transmitir, la información disponible y la audiencia al que va dirigido para proyectar una estructura o borrador con el orden y los elementos más adecuados.
- Redacción: Si la planificación es el qué, la redacción de un texto equivale al cómo. En esta etapa, el redactor recurre a su creatividad y dominio del lenguaje para elegir las palabras y frases precisas de modo que se alcance la meta.
- Corrección: Son los ajustes finales que aseguran que todo esté correcto y no haya errores ortográficos, redundancias, u otros vicios de redacción
Diferentes tipos de textos con los que puede ayudarte un redactor
Cada tipo de texto tiene diferentes estructuras y reglas, no podemos escribir el copy de un sitio web del mismo modo que escribimos un cuento, ni un artículo académico con el mismo lenguaje con el que redactamos un artículo de blog. No es que unos sean mejores que otros, es que cada uno persigue un cometido distinto.
Generalmente los redactores profesionales o copywriters se especializan en uno o varios tipos de textos. Los más comunes son:
1.- Redacción comercial
Hoy en día es el tipo de redacción con más demanda porque con la llegada del internet el contenido se convirtió en una de las estrategias de marketing más efectivas. La redacción comercial tiene por objetivo promover un producto, un servicio o dar a conocer una marca, e incluye:
- Sitios webs
- Artículos de blog
- Ebooks, papers y otros lead magnets
- Boletines de prensa
- Secuencias de mailing
- Landing pages
- Cartas de venta
- Anuncios y publicidad
- Descripciones de producto
- y mucho más…
Cada una de estas piezas o mensajes sirve a un sub-objetivo determinado, pero no solo eso, además suele ser parte de una estrategia o cadena más grande de contenido que involucra aspectos comunicacionales y técnicos complejos, como el SEO, el flujo del embudo de ventas, el lifetime value, los llamados a la acción o CTA, las tasas de conversión y el rendimiento, por mencionar solo unas pocas.
Un redactor comercial o copywriter está familiarizado con todo este entorno, por lo que puede crear textos originales, persuasivos e icónicos capaces de funcionar como engranes bien aceptados en la máquina del marketing empresarial. Todo lo relativo a la redacción para personal branding también puede considerarse como parte de esta categoría.
2.- Redacción institucional
Aunque se confunde con frecuencia con la redacción comercial, no son lo mismo. La redacción institucional está más orientada a construir una reputación positiva frente al público interno y externo (stakeholders) en empresas y toda clase de organizaciones públicas y privadas, así como organizaciones de gobierno e internacionales.
Cuando una organización de cualquier tipo gana relevancia en un contexto político o económico, todo lo que comunique se vuelve de crucial importancia porque gran parte de su supervivencia depende de su imagen pública. Los redactores institucionales son verdaderos diplomáticos que aterrizan y revisan cada pieza de comunicación para que siempre se atenga a los valores e intereses de la institución.
En esta categoría podemos encontrar comunicados de prensa, discursos políticos, reportes para otras instituciones (por ejemplo de sostenibilidad o responsabilidad social), statements, manuales de conducta y ética, etc.
3.- Redacción académica
Contrario a lo que mucha gente cree, el trabajo de un redactor académico no es escribir los trabajos o publicaciones a nombre de otra persona, sino asegurarse de que la investigación académica que hizo un experto en su ramo se comunique adecuadamente al mundo, siendo entendible para personas sin tantos conocimientos técnicos, y al mismo tiempo siguiendo la reglas de la redacción académica.
Artículos científicos, tesis, monografías y reportes de caso entran en esta categoría. Un redactor académico domina una serie de normas metodológicas y técnicas muy específicas (por ejemplo, lo que debe contener un marco teórico o citar en formato APA) que le permiten pulir un trabajo de investigación hasta que esté listo para ser publicado en medios institucionales.
4.- Redacción literaria
Todos conocemos el trabajo o al menos el nombre de varios escritores famosos que han pasado a la historia. Pero pocos comprenden todo el trabajo en equipo que hay detrás de una casa editorial o de las miles de publicaciones independientes que surgen cada día. Incluso los escritores más reconocidos se apoyan con redactores literarios (correctores de estilo) para que sus obras salgan al mercado sin errores o erratas.
El redactor literario más común no es el que aparece en las portadas de las librerías, sino el que está detrás de la corrección ortográfica, ortotipográfica y de estilo de cada libro. También suelen ser contratados para escribir toda clase de memorias, biografías, ensayos e historias, como parte de un proyecto editorial o como ghostwriters.
5.- Redacción administrativa
La redacción administrativa puede definirse como toda aquella comunicación escrita cuya función es intermediar entre un particular y una institución. Por ejemplo un CV, cartas de motivos para solicitar un crédito, memorándums, prórrogas, avisos de despido y solicitudes de información.
Un redactor institucional o incluso comercial puede ayudar a particulares a comunicarse mejor con una organización y asegurarse de que sus solicitudes sean atendidas.
¿Cómo contratar un redactor profesional para tener textos más persuasivos y de mejor calidad?
Como ya vimos, dentro de la redacción profesional existen muchas especialidades. La mejor forma de encontrar al redactor freelance que necesitas es mediante Workana, en donde podrás revisar a detalle cientos de perfiles de profesionales independientes listos para ayudarte a que tu comunicación escrita sea óptima.
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