Porque no podíamos ni queríamos quedarnos afuera del intercambio de conocimientos y experiencias que desató nuestra reciente convocatoria a escribir posts de invitados para el blog, hoy lanzamos una nueva sección. Un espacio para posts escritos por los que hacemos Workana, un lugar para compartir con el resto de la comunidad workanera lo que vamos aprendiendo en esta aventura que es armar una nueva compañía y por qué no aprendizajes de aventuras anteriores. Para inaugurar esta nueva sección pensé que podría estar bueno contarles cómo fue en mi experiencia el proceso para encontrar “la idea” y decidir qué compañía fundar.
Encontrar “la idea” es a veces el paso más difícil. Uno ya sabe que quiere dejar de trabajar para alguien más, que quiere poner sus energías en algo propio, pero no puede definir exactamente qué quiere hacer. Se pasa horas de un domingo, lapicera en mano, buscando mentalmente y llega la hora de comer y la hoja sigue en blanco.
Después de haber empezado varias ideas, haber fracasado terriblemente con algunas y haber tenido algo de éxito con otras, hay 5 cosas que para mí son claves:
1. Lo que sea que emprendas tiene que ser algo que te apasione
Vas a estar haciéndolo mucho tiempo y, en especial al comienzo, va a ocupar el 90% (como poco) de tus pensamientos. Vas a tener momentos increíbles, pero también momentos duros y sin esa pasión es muy probable que te tiente abandonar la carrera a mitad de camino. Una buena manera de medir esa pasión es preguntarte: ¿puedo hablar del tema por horas? Cuando encuentras alguien a quien le interesa y te pregunta más, ¿sientes que poco a poco vas hablando más rápido y más fuerte? Cuando te juntas con amigos a tomar algo, ¿llegas al punto de aburrirlos contando todo lo que has aprendido? Si ninguna de estas sucede, tal vez sea una señal de que deberías buscar otra idea.
Mi mujer trabaja en una compañía familiar que, entre otras cosas, hacen álbumes de figuritas para chicos. Ella coleccionó figuritas toda su vida y es el día de hoy que recuerda los álbumes que completó, aquellos que no llegó a completar, cual le gustó más. Cada vez que sacan un nuevo álbum, van y vienen hasta el cansancio con los diseñadores mirando la historia, la tapa, dónde va cada figurita. Y cuando finalmente terminan, ella revisa todo de vuelta y corrige cada texto buscando errores. La verdad es que ella podría delegar gran parte de estas tareas y encargarse solamente de elegir y negociar la licencia, pero ver un álbum terminado la llena de placer y orgullo. Apenas sale el primero de la imprenta, lo trae a casa y lo completamos juntos con nuestro hijo.
2. Tiene que ser algo para lo que tú serías el cliente ideal
Por un lado, esto te va a ayudar con el punto anterior: es más fácil enamorarte de algo que consumes que de algo que no consumes. Por otro lado, también te dará un conocimiento bastante profundo de cómo es tu consumidor, qué cosas busca, qué cosas valora, qué cosas no le cierran de las soluciones que ya existen. Creería que esta es la parte más difícil de armar algo nuevo. ¿Es mejor bajar el precio o usar tal ingrediente diferente y que cueste más caro? ¿Conviene invertir en mejorar la distribución o en ofrecer un mejor servicio post-venta? Son preguntas que todo emprendedor se hace y no hay una respuesta correcta. Para eso necesitamos conocer mucho a nuestros clientes.
Cuando tenía 23 años, comenzamos con mis socios una compañía para vender tarjetas telefónicas internacionales. Uno de ellos vivía en USA y su novia en Argentina y estaba harto de las opciones malísimas que había para llamarla. Todos nosotros éramos clientes regulares y cada vez que un amigo o pariente viajaba, le dábamos una tarjeta para que nos llame. A pesar de que ahora hay Skype y varias opciones increíbles, sigo usando esas tarjetas en los viajes.
Por otro lado, en 2007 lanzamos Sonico, una red social para América Latina. Newscorp acababa de comprar MySpace, AOL estaba buscando a Bebo y no había una solución para la región. Había una oportunidad, hacer un producto local, y aunque terminamos siendo aplastados por Facebook, fue bastante exitosa por un tiempo. Llegamos a más de 50 millones de usuarios registrados. Sin embargo, yo no soy un gran usuario de redes sociales, hoy por hoy casi no entro a Facebook. Al no ser un cliente natural, los aportes que podía hacer estaban mucho más limitados.
3. Tiene que ser algo que se pueda lanzar relativamente rápido y barato
Aunque puede ser muy interesante intentar armar una nueva automotriz, es un desafío gigante con una barrera muy alta de capital inicial. La mayoría no estamos para eso (aún). Además, hay que aprovechar que cada vez es más sencillo armar una compañía y lanzar una primera versión de un producto. Cuando lanzamos la primer compañía, había que desarrollar casi todas las herramientas que usábamos. 10 años después con Workana, ya existen muchísimos frameworks y servicios que uno puede contratar por uso. Nosotros incluso nos apoyamos en la comunidad de Workana para crear Workana. Y en marketing, podemos colgarnos de redes como Facebook o YouTube donde es mucho más sencillo que antes llegar a nuestro grupo de clientes potenciales.
4. Tiene que ser algo en donde sientas que puedes aportar valor
Hay que conocerse y conocer nuestras propias limitaciones. Por ejemplo, mi criterio estético es nulo, por lo que sería muy raro que se me ocurriera lanzar una marca de ropa (el increíble diseño de Workana es mérito exclusivo de Fer).
5. Tiene que ser algo que sientas que ayuda al ecosistema
Si bien no lo parece, este último punto es muy importante. Es indescriptible la satisfacción de irte a dormir sabiendo que tu compañía mejora en algún sentido la vida de otras personas. Sentir que estás aportando tu granito de arena para hacer de este mundo un lugar un poco mejor te da ese empujón extra que muchas veces se necesita.
Con esto en mente, permítanme contarles algunas ideas y rubros que me gustan a mí. En América Latina puntualmente no es tan usual encontrarse con un excelente servicio al cliente. No sé bien por qué, pero salvo algunas excepciones, me cruzo comúnmente con servicios al cliente que dejan bastante que desear (más viviendo en Buenos Aires, ¡uno de los peores lugares del mundo para esto!). Por eso veo una oportunidad enorme para revolucionar en la idea de armar un negocio basado exclusivamente en dar un servicio increíble. Y no hablo de un servicio bueno, sino de apuntar a algo donde el cliente se vaya fascinado y maravillado de lo bien que lo atendieron. Ese cliente no sólo va a volver, sino que le va a contar de tu negocio a todos sus amigos.
Otros ejemplos de ideas que me gustan mucho son industrias que están en proceso de disrupción. Hoy con Workana somos uno de los varios intentos que están sucediendo de revolucionar el mercado de empleo, pero hay muchos más. Educación es otra área donde está sucediendo algo similar, va a ser muy interesante verla en 5-10 años.
Por último, me encantan los modelos que rompen con la vieja noción de propiedad. Viviendo en una ciudad, ese concepto tiene cada vez menos sentido, y es una de las razones del boom de la Sharing Economy. Me encanta poder usar algo sin tener que comprarlo, solamente alquilarlo. Los espacios de co-working son un ejemplo, pero hay miles más (está pasando en música, películas, transporte, infraestructura, etc). Aunque mi mujer odia la idea, sería un gran cliente de un negocio que me permita alquilar ropa para bebés y chicos. ¡Crecen tan rápido que no vale la pena comprar!