Vértigo ¿no?
Eso sentí cuando arranqué en este mundo tan fascinante como desconocido.
Quiero hablarte de mí, de lo qué sentí, de mis miedos, mis expectativas y de todo el recorrido realizado para que hoy, después de un tiempo, pueda pisar terreno firme.
Pero deseo que sepas que… no llegué sola.
El baúl de los recuerdos
Recuerdo mi primera propuesta. No sabía por dónde comenzar. Era una sensación extraña, rara, como escribirle a “la nada misma”. ¿Realmente habría alguien del otro lado? ¿Me leerían? y mejor aún ¿me contestarían?
Qué emoción cuando vi el mensaje agradeciendo esa propuesta que me animé a enviar, comunicándome la intención de tenerme en cuenta para los proyectos que vendrían.
Fue una inyección de adrenalina.
Siguieron las propuestas. Fueron 10, 20, 30 y más. Decidí entonces dejar de contarlas, pues eso me frustraba y quitaba entusiasmo. Tenía que aplicar ahora, más que nunca, la habilidad o skill (dirían los que saben), de ser tenaz.
Meditando llegue a la conclusión de que si fuera sencillo todos seríamos dueños de nuestro tiempo. Pero no, ¡hay que ganarse ese derecho sagrado!
Persistí hasta que, como dice el dicho “El modo de dar una vez en el clavo es dar cien veces en la herradura”, por fin logré.
Y si antes estaba nerviosa, ahora mucho más. Era grande la responsabilidad: primer proyecto, primer cliente, primera experiencia en la plataforma. Todo un reto.
Pensé nuevamente: Yo puedo, pude muchas otras cosas (y seguramente ustedes también) ¿Por qué no podría con esto?
Me tiré a la pileta y me fue muy bien. Ya tenía un proyecto completo, mis 5 estrellitas, una calificación más que positiva de mi cliente, pero, y ahora ¿cómo se sigue?
¿Nuevamente tendría que hacer tantas propuestas para obtener un proyecto?
¡No! Debería haber otra manera de lograrlo, quizás una forma más simple o certera para manejarse. Algo tenía que cambiar.
¡Y llegó el curso nomás!
Y, como si los “ángeles workaneros” me hubiesen escuchado, la plataforma lanzó el curso “Cómo convertirse en un Freelancer Experto y dejar tu trabajo en 30 días”. Creo que no llegué siquiera a respirar cuando clicklée ¡INSCRIBIRSE!
Aprendí a:
- Planificar mi día de trabajo para ser más productiva (algo que me costaba mucho)
- Elaborar una propuesta que “enamore” al cliente.
- Reconocer las habilidades que me hacen “única” en mi sector (es mi secreto ;))
- Saber cuánto cobrar por mi trabajo (uno de los motivos por los cuales realicé el curso)
- Reforzar la importancia de las certificaciones dentro de la plataforma (Workana ya tiene presencia en el mercado asiático, ¡vas a necesitar saber inglés!)
- Calcular el gasto mensual para poder proyectar los siguientes
- Descubrir mis horas más productivas en el día (soy un búho ☺)
Y, me ayudo a pensar en la posibilidad de crear un equipo de trabajo, brindando herramientas para lograrlo. Esto me llenó de ilusión. Ya estoy armando un equipo de trabajo al cual sumé un corrector y un diseñador gráfico…¡ y voy por más!
Y como plus, porque Workana lidera con el ejemplo, tuvimos la posibilidad de conocer a Natalia Welner, la profesora que dictó el curso.
Sus videos estaban repletos de contención. Era algo que se leía entre líneas. Nos entendía, porque había recorrido el mismo camino.
Creó el grupo de WhatsApp para alumnos del curso y lo administró (y lo sigue haciendo).
Tuve la posibilidad de hablar con ella a través de textos y audios, en donde se escuchaba esa voz tan repleta de positivismo, de alegría y de vocación por ayudar.
El curso “Cómo convertirse en un FreeLancer Experto y dejar tu trabajo en 30 días” me dio la seguridad que estaba necesitando para sentirme segura y ganar presencia dentro de la plataforma.
Yo lo logré. ¿Por qué tú no?
¡Te invito a sumarte!
Mariela De Gregorio