Ser Freelance cambió mi forma de vivir

A los 18 años conseguí mi primer trabajo. Era para una escuela de computación. La paga no era buena pero tenía algunas horas de clase a la semana por lo que podía tener otras actividades.

Un año más tarde, mientras estudiaba diseño gráfico, conseguí trabajo en una casa de computación. Trabajaba todos los días unas 9 horas y los sábados medio día. Como trabajaba en otra ciudad debía trasladarme en colectivo todos los días, por lo que estaba poco tiempo en casa o haciendo otras actividades. Este trabajo me duró dos años, porque cuando me recibí decidí irme a vivir a Rosario. Había conseguido mi primer trabajo como diseñador. Trabajaba de lunes a viernes, 8 horas, el sueldo no era el mejor, pero vivía bien. Podía pagar el alquiler y darme gustos. Nada mal para un diseñador Junior.

Dos años más tarde volví a cambiar de trabajo. Esta vez era una agencia de comunicación. Mi principal objetivo y el que todo diseñador quiere o aspira a llegar, creo. La realidad es que me fue mal. Me rescindieron contrato a los 3 meses cuando me habían prometido contrato a largo plazo.

En un principio me agarró la desesperación (una sensación similar a la de Silvia C en su momento), pensaba en cómo pagaría el alquiler, los servicios, etc. Pero por suerte, conseguí trabajo en otra gráfica. Ingresé como diseñador, pero terminé imprimiendo lonas para carteles, ensuciándome toda la ropa con tinta, trabajando 10 horas diarias y hasta los sábados. Además debía soportar el mal humor de uno de los jefes, todos los días. Lo positivo era el sueldo. Me alcanzaba para todo, gustos, alquiler, vacaciones de dos semanas completas, ropa, etc.

A los tres años me cansé. Ya no soportaba los malos tratos, el mal humor de mi jefe y el de mis compañeros. El clima no era el ideal y sabía que en cuanto tuviera posibilidad me iba a ir a otro trabajo.

Sabía que necesitaba un cambio, necesitaba vivir, necesitaba sacarme el estrés de encima porque me estaba haciendo mal.

Así fue como un día apareció un nuevo trabajo, por contactos que uno hace y por tratar bien al cliente (aprende cómo comunicarte mejor con tus clientes). Me llamaron de una agencia, una de las mejores de Rosario. Iba a ser el diseñador principal, trabajar 7 horas diarias y de lunes a viernes. Y el sueldo era el doble. No podía decir que no. Solo lo pensé un día. Así que renuncie a la Gráfica y me fui a trabajar a la agencia. Una decisión importante y sabía.

Trabajar en la agencia me permitió ganar muchísima experiencia: cómo tratar con los clientes, mejorar la calidad de los trabajos, etc. Fue sin dudas el mejor y último gran trabajo que tuve en relación de dependencia.

Sí, dije «último gran trabajo», porque al año y ocho meses volví a renunciar.

Y sí, cambié muchas veces de trabajo, pero siempre pensé el cambio como algo positivo, con la intención de progresar, de crecer profesionalmente. Es así, por decisiones de la vida, decidí dejar un puesto privilegiado para irme a vivir a La Plata (había conocido a mi actual esposa) y comenzar a formar mi propio estudio.

El reto era grande y dudé muchas veces si podía soportarlo solo o las obligaciones me iban a hacer cambiar de opinión. Debía pagar el alquiler, servicios, etc. Muchas responsabilidades cuando arrancas todo de cero. Siempre estuve acostumbrado a que llegaba fin de mes y en el banco había dinero. Ahora era todo diferente. 

Igualmente me arriesgué. Conocí Workana y todo se fue dando solo. Ganando algunos proyectos básicos, de poco dinero pero que me fueron abriendo puertas (Mira todos los proyectos publicados en la plataforma y postúlate!)

A partir de acá me di cuenta que esto es lo que quería ser y es lo que sigo siendo hoy: ser Freelance. Trabajo el tiempo que considere necesario. Viajo. Comparto momentos con mi pareja, la acompaño a cada viaje que haga por trabajo. Mis vacaciones no duran 2 semanas al año. A veces duran 1 mes o más. Vivo más tranquilo, sin las urgencias de mis jefes.

Son mis tiempos, mis responsabilidades y “mi compromiso” con “mis clientes” y no con los que me obligaban. Si un día decido tomarme el día para ir a pasear a Capital u otro lado, lo hago, nadie me ata ni me lo impide. Por ejemplo, mientras les cuento mi historia, estoy en pleno viaje, volviendo de Capital. Pasé a saludar a quienes hacen Workana día a día.

Así como Workana me abrió puertas, creo que el ser Freelance abrió la puerta más grande de todas, que es poder vivir y trabajar a la vez.

Siempre escuche «se vive para trabajar» o «se trabaja para vivir», pero se es una u otra. En mi caso siento que «vivo y disfruto los momentos que quiero y trabajo por placer». Me encanta disfrutar mi trabajo, y me encanta disfrutar de mi tiempo libre. A Soledad le sucedió algo similar, conoce su historia!

Sin dudas, la mejor elección de todas las que tuve que tomar en 31 años de vida, es haber elegido ser freelancer.

Muchos conocidos me preguntan si cambiaría esta forma de vivir y siempre respondo que no. Nada se compara. Todo se vive de otra manera, con mayor paciencia, con más ganas, con libertades, con ganas de trabajar.

Si tenés las mismas dudas que yo, te recomiendo que te animes (e incluso puedo recomendarte algunos conejos). No es fácil, pero con esfuerzo se llega, se aprende a disfrutar cada momento y a la vez hacer lo que te gusta. El tiempo te dará la razón.

Pablo Grande es uno de los profesionales independientes con más trayectoria en Workana y miembro de #WorkanaPartners.

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