Muchos profesionales tienen su trabajo protegido por cláusulas de confidencialidad, principalmente programadores, redactores y traductores. Sin embargo, en todo trabajo - por menor que sea - es necesario respetar ciertas reglas, aún cuando no existe un acuerdo que cite una por una. Eso es lo que llamamos “código de ética”: un conjunto de normas de “buenos modos” y respeto por el prójimo que, a priori, traemos desde la cuna.