Algunas personas comienzan a tener en algún momento de sus vidas, la necesidad de salir de su zona de confort y hacer del viajar una forma de vida.
Tomarse 15 o 20 días de vacaciones suele funcionar por un tiempo como paliativo pero no resuelve esta necesidad que no se por qué aparece, pero sí sé que una vez que lo sentimos, lejos de desaparecer, se hace cada vez más fuerte.
Puede parecer que viajar de manera indefinida es algo que todas las personas quisieran hacer, pero hacer del viaje una forma de vivir no es para todos. Se requiere resignar comodidades, estar todo el tiempo cambiando de lugar y lo más dificil, estar lejos de la familia y de los amigos, algo como lo que Ale Kikuchi hizo en su momento.
De este modo, a medida que el tiempo pasa, el viajar pasa a ser una experiencia de autodescubrimiento y se aleja cada vez más de lo que conocemos como vacaciones para relajarse.
Cuando comenzamos a contemplar la posibilidad de vivir viajando, el pensamiento más abrumador que nos invade es ¿de qué voy a vivir?
La gran mayoría de las personas no poseemos los recursos necesarios para solventar un viaje por tiempo indefinido. La forma de resolver este problema suele ser el mayor obstáculo a sortear.
Existen personas que ahorran lo más posible y se lanzan a viajar el tiempo que el dinero guardado dure, otras personas van buscando trabajo en cada ciudad y juntan lo necesario para poder moverse hacia el próximo destino. Hay otro grupo de personas que realizan algún tipo de trabajo que se puede hacer de forma remota, cada vez en más cantidad de trabajos se puede prescindir de estar físicamente en una oficina. Hay muchos proyectos que requieren freelancers de distintas profesiones.
Nos encontramos en un momento de transición en el cual convive el paradigma convencional laboral, que nos ata no solo a un determinado lugar sino también, en la mayoría de los casos, a un horario y una determinada tarea, con un número cada vez mayor de jóvenes que prefieren la flexibilidad en lugar de la estabilidad y que no quieren postergar sus deseos hacia un futuro que no se sabe cuando llegará. De este grupo depende generar las condiciones necesarias para que pueda coexistir el trabajo junto con los proyectos y deseos no laborales que también contribuyen a la formación como persona y como profesional.
Cuando conseguimos trabajar de lo que nos gusta mientras viajamos, la experiencia se vuelve completamente envolvente, cada día pasa a ser transformador en todos los aspectos.
Cruzarse con un viajero que está “de vacaciones” y comentar que trabajamos mientras viajamos es visto como un trofeo de guerra, en un entorno donde el trabajo sigue teniendo un alto costo de oportunidad.
En este momento me encuentro a un mes de haber salido de mi zona de confort, viajando y trabajando de lo que más me gusta. Puedo contar como comienza esta historia pero no como termina. De todos modos, lo que sí puedo asegurar, es que sin importar lo mucho que cueste organizar todo, vale la pena. Y como dije al comienzo, solo en algunas personas surge el deseo de vivir viajando, pero una vez que aparece no se va hasta que lo cumplamos.
Nos vemos en mi próximo posteo, donde les voy a por donde anduve y las experiencias vividas.
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