Si estás iniciando, o con la idea de iniciar, un negocio propio quizás caigas en alguno de estos errores. Son los típicos “auto-boicots” a los que muchos emprendedores se enfrentan cuando están por dar el gran salto [y “emprendedor” no es únicamente quien monta un negocio web, implementa un proyecto ecológico para reducir los niveles de desechos de su ciudad o abre su tienda de dulces. ¿Eres un profesional freelance con ganas de tener tu propio estudio, consultora o proyecto personal? También estás incluido en esta categoría ;)] ¿Sientes vértigo? ¿Una mezcla de adrenalina, miedo, ansiedad y a la vez unas ganas locas de ver tu sueño hecho realidad? Todo eso es parte 🙂 Sigue leyendo y sácate varias dudas. En este post, los 6 errores de los emprendedores principiantes y cómo correrte de lugar.
1) “Tengo la gran idea”
Sí. Todos empezamos y consideramos que la nuestra es “la gran idea”. Sin dudas puede serlo. Lo que no queremos es caer en simplificaciones y pensar “porque es mía es imbatible. No hay chances de que no funcione”. Pensar así resultaría demasiado soberbio. ¡Lógico! ¿Cómo no pensarlo si tenemos toda la energía, motivación y convicción de emprender nuestro propio negocio? Es parte del entusiasmo del primer momento. Pero ojo, porque debes poder mantener los pies sobre la tierra para analizar con cabeza fría todas las variables que pueden conducirte al éxito, o al fracaso. Sepárate de la idea, evalúala objetivamente y analiza si es viable o no.
2) “¿Y si me la roban?”
Uno de los grandes temores de los emprendedores es que les roben su idea. Y lo que tienen que tener en cuenta es que, si bien “la idea” juega un rol (más, o menos) importante al emprender un negocio, no es definitorio. Lo esencial será cómo se lleve a cabo el proyecto. Si pensamos ejemplos del mercado, seguramente notarás que aquellas empresas que consideras “exitosas” no necesariamente tuvieron “la” idea de negocio. Eso sí: supieron perfectamente cómo implementarla. ¿Microsoft? ¿Amazon? ¿Apple? Hubo tantas otras atrás, con la misma idea . . . pero ELLAS son las líderes. Si te privas de “contar” sobre tu idea, seguramente te pierdas la oportunidad de generar networking fructífero que te sirva para la implementación de tu negocio, y de vincularte con referentes que puedan orientarte sobre la viabilidad de tu proyecto u oportunidades que ofrece el mercado.
3) “¿Un plan de negocios? ¿Para qué?”
Desarrollar un plan de negocios es fundamental para darle una guía a tu proyecto. Y además te resultará esencial para salir a buscar financiamiento. Sí, te estoy escuchando: probablemente no sea lo más placentero del mundo, pero sin dudas es de gran ayuda: te traza una ruta, es útil para evaluar oportunidades (y cómo aprovecharlas) y dificultades (y cómo hacerles frente), te sirve para realmente analizar la viabilidad del proyecto y responderte “¿aquí hay un negocio o no?”. Así que a ponerle cabeza que vale la pena; es un recurso beneficioso que te ayuda a involucrarte de lleno con tu proyecto.
4) “Mi socio es de confianza. No necesito dejar todo por escrito”
Independiente de a quién hayas elegido como socio, y si es que lo has elegido, siempre – siempre – es recomendable dejar todos los acuerdos por escrito: roles, responsabilidades, beneficios para cada uno, cuánto va a ganar cada socio con el correr del tiempo, qué pasa si uno de los socios quiere abandonar el emprendimiento, y todos los detalles operativos que hacen a la relación e interacción entre sí, y para con el proyecto. No es un detalle menor. Te aseguramos que te ahorrarás varias complicaciones a futuro. Y no tiene que ver con una cuestión de confianza. Es que justamente cuando hay confianza es que se pasan ciertas conversaciones o detalles por alto, se ponen expectativas en la otra persona que no necesariamente se corresponden con la realidad, se asumen cosas que nunca se dijeron, o se cae en malos entendidos. Mejor dejar todo plasmado en un documento para tener en claro el lugar de cada uno.
5) “Todavía no es el momento”
Pensar, pensar, pensar y nunca arrancar. Te puede haber ocurrido también. Miles de ideas en tu cabeza, y en la práctica: nada. Sientes que todavía te falta recabar más información, que no tienes todos los conocimientos que deberías tener, que necesitas encontrar el socio ideal antes de poder avanzar, que no tienes el dinero que precisas, y tantos otros “peros”. Nunca encuentras el momento justo para volcarte de lleno a tu proyecto, y lo postergas una y otra vez. Tú lo sabes: esas excusas son parte del miedo a largarte. Y sí: puede que todo ello sea real, pero si te quedas en la teoría no avanzas nunca. Puedes tener una excelente idea, pero si no empiezas con “algo” no pasará del plano mental. Que se haga realidad o no depende de ti.
6) “No encuentro el tiempo para dedicarme y avanzar con el proyecto”
Siempre hay tiempo. Es cuestión de encontrarlo. Si realmente quieres dedicarte a tu proyecto, el tiempo lo encontrarás hasta debajo del tapete. No te estoy hablando necesariamente de 10 o 12 horas diarias (ya vendrán esos tiempos ;)) sino simplemente de abocarte al menos un par de horas por día a trabajarlo, reemplazar ciertas actividades por “algo más” que puedas hacer por tu proyecto. Tú mismo sabrás a qué recortarle horas. Con esto probarás si el interés y las ganas son genuinos, o pasajeros.
Y para ir cerrando . . . ¡el que no arriesga, no gana!
Para bien o para mal, serás responsable de tus propias decisiones. Y es super importante que seas consciente de que es así. Tienes el timón del barco y todo para ganar. Volviendo a aquella primera pregunta de “¿Sientes vértigo?” . . . En el momento de dar el gran salto te surgen preguntas y cuestionamientos, y un millón de pensamientos atraviesan tu mente. Sientes que todo es incertidumbre. Pero, ¿vas a quedarte con la duda de saber cómo podría haber resultado? ¿Vas a dejar que tu miedo te gane sin siquiera haberlo intentado? Respóndetelo a ti mismo y sabrás si vale la pena emprender el camino o no. Pero siempre recuerda: hacer tus sueños realidad depende únicamente de ti . . .