Una de las tantas ventajas de trabajar freelance es que puedes manejar tus tiempos a tu conveniencia. No debes cumplir horarios de oficina y organizas tus días en base a proyectos y deadlines. Esto te da la posibilidad de obtener gran beneficio de tus momentos de mayor concentración y creatividad.
Derrumbemos otro mito y aclaremos que no existe “LA” franja horaria más productiva, por definición. Podrá haber cierta tendencia general que sugiera que tales horas son mejores para trabajar que otras. Lo cierto es que muchísimo variará caso por caso y que eres tú quien debe hacer un análisis particular de tu rutina laboral para determinar en qué momentos sacar lo mejor de ti.
Tus horas productivas
Empieza por reflexionar qué son “horas productivas”. Por sentido común podríamos inferir que son aquellas horas en las que tienes mayor poder de concentración, estás más motivado para trabajar, tu nivel de energía general es más alto, te sientes lúcido y con capacidad para generar buenas ideas, y eres rápido en la toma de decisiones y resolución de conflictos.
Esas horas en las que identifiques que puedes obtener los mejores resultados son las que tendrás que aprovechar al máximo. Pero también es importante que consideres ciertos factores externos, y aprendas a “mover las fichas del tablero” en base a tu conveniencia: lo esencial en definitiva será que puedas potenciar esas horas productivas y que todo tu esquema de trabajo gire en torno a ellas (o por lo menos, tomarlas como un elemento importante a considerar ;)). Por lo tanto, otros factores que pueden entrar en juego son: distracciones que puedas tener en tu lugar de trabajo (que ya conoces y que son típicas del día a día), tus propias obligaciones cotidianas (por ejemplo, ir al gimnasio, al taller de pintura, o cualquier otro hobbie o actividad que te condicione los horarios), y obligaciones de terceros que afecten tu rutina. Por clara deducción, también identificarás las horas más tranquilas para aprovechar, y ahí será el momento de hacer el cruce con ese primer análisis que realizaste de cuándo TÚ sientes que eres más productivo. Y ya tenemos un primer acercamiento al tema 😉
Cómo aprovechar esas horas
Con una idea más clara en tu cabeza de cuáles son tus horarios “de oro”, claves y de los que tienes que sacar el máximo provecho, ten en cuenta que debes:
- Hacer el mejor uso de esas horas y organizar tu agenda en base a ellas.
- Poder prever (y evitar) cualquier tipo de interrupción o distracción durante ese tiempo.
- Dejar las tareas más administrativas (y que no requieran de creatividad) para los momentos de menor concentración.
En definitiva, el quid de la cuestión no pasa por cuántas horas fijas trabajes a diario, ni por cumplir horarios, sino en obtener el mayor nivel de productividad dentro de tu propia organización y forma de trabajo. Una vez más, importa la calidad y no tanto la cantidad. Si tienes la capacidad de detectar cuáles son tus horas de mayor energía, y puedes concentrarte lo suficiente y trabajar a toda máquina, sabrás hacer el mejor uso de tu propio potencial, ahorrando tiempo y esfuerzo.
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