El líder, ¿nace o se hace? Opiniones hay varias. En muchos casos las condiciones y habilidades que caracterizan a un líder son natas, pero también se pueden desarrollar.
¿Qué es lo que hace a un buen líder?
Un buen líder transmite confianza. Es un modelo a seguir. Los miembros del equipo confían en él, lo ven una persona capaz y eso los lleva a dar lo mejor de sí. Sienten en parte que su esfuerzo está en buenas manos, que vale la pena. Esa motivación también viene de la integridad del líder, que se comporta y trata a su gente como le gustaría ser tratado. Tiene valores fuertes, convicción, concesiones que nunca haría, límites que no traspasaría, rectitud. Es coherente en sus acciones, pero esto no significa que no sea flexible en su estilo de gerenciamiento. Tiene la capacidad de adaptarse, de cambiar el trayecto; sabe leer las situaciones y si un camino no es el correcto, no dudará en buscar otro. Si es necesario resigna, y corrige.
Un buen líder es analítico de las situaciones; las ve como un todo, pero también tiene la capacidad de desfragmentarlas. Tiene esa capacidad de visión que le permite saber hacia dónde va, hacia dónde van como equipo. Tiene interiorizados la misión, la visión y los valores de la compañía. Sabe bien cuáles son los objetivos y en base a ellos planifica. Es un experto en toma de decisiones: un buen líder tiene la capacidad de decidir, y decidir en el momento exacto. Ni antes, ni después. Y no deja que lo invadan sus emociones. Toma decisiones con la cabeza fría.
El equipo entonces ve al líder como un modelo a seguir. Y es también admirado. El líder aprende, aprende y aprende. Todo el tiempo va por más, tiene ansias de crecer. Es que ¿cómo podría esperarlo de su equipo si él mismo no tiene la inquietud y la motivación? Entonces da el ejemplo. Es curioso y siempre busca auto-superarse. Apunta a la excelencia y eso lo transmite al grupo.
El líder es entusiasta. Tiene ese deseo, energía y pasión que van más allá de sí. Tiene seguridad en sí mismo, sabe que es capaz. Transmite esa motivación, se compromete con el grupo, se siente uno más. Si es necesario, se va a arremangar, hará manos a la obra y la luchará con su gente. Desde el ejemplo genera ese espíritu de equipo, porque sabe que la unión hace a la fuerza y que solo no iría a ningún lado.
El líder es empático y sabe cómo llevar a su interlocutor. Tiene esa capacidad de adaptarse y sacar lo mejor de cada uno. Sabe que la confrontación no lleva a buen puerto, dialoga, se pone en el lugar del otro, escucha. Tiene la capacidad de generar buenos vínculos, tiene llegada a las personas. Sus habilidades de comunicación son muy marcadas. Fomenta el diálogo en todas las direcciones. Y una clave: sabe cómo persuadir a las personas. Esto está directamente relacionado con la confianza que transmite y con sus habilidades comunicacionales.
¿Qué es importante que tenga en cuenta un líder de equipos virtuales?
La comunicación es esencial, siempre. Establecer un ida y vuelta, fomentar las relaciones líder-equipo y entre todos los miembros del grupo en sí, establecer instancias de comunicación periódicas. También es importante dejar en claro las expectativas de una y otra parte. El líder de equipos virtuales tiene que hacer foco en los resultados de su equipo, no en la cantidad de horas invertidas para realizar la tarea. Y sobre todo no olvidar la parte humana: su equipo está conformado por personas, no por recursos. Y esto hay que reforzarlo aún más en trabajos virtuales. El líder debe ser un guía para su gente, y más en esta circunstancia, la confianza que logre generar en su equipo será crucial.
Si quieres conocer otras claves sobre cómo sacar lo mejor de tu equipo, no dejes de leer Manejo de Equipos Virtuales.
Por: Jesica Mraz
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