Flow: ¿Fluir para trabajar o trabajar para fluir?

Trabajas junto al equipo ideal, sientes que tienes la motivación necesaria, los objetivos que persigues son reales y hasta cuentas espacio perfecto. Pero el trabajo no fluye de la forma que te gustaría. ¿Te ha pasado?

¡Es más común de lo que imaginas! Si eso pasa, es muy probable que aún no estés trabajando en el llamado “estado de flujo o flow”.

Según el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi: Un estado en que uno se siente completamente absorto e inmerso en una actividad que proporciona placer y disfrute”.

En promedio, pasamos un tercio de nuestra vida en el trabajo. Wow ! Es mucho tiempo, ¿o no?

Esto hace que sea muy importante conseguir una experiencia laboral lo más placentera posible. Para ello es muy importante saber en qué tipo de organización estamos trabajando. Se suele hablar de dos tipos: Las saludables y las tóxicas.

¿Cómo diferenciarlas?

Las organizaciones saludables, por el contrarios de las tóxicas, son aquellas donde se invierte en esfuerzos de colaboración, sistemáticos e intencionales, con el propósito de maximizar el bienestar de los trabajadores y la productividad, generando puestos bien diseñados, con oportunidades equitativas y accesibles. Este tipo de organización tienen en cuenta aspectos como el estrés y la promoción de la salud laboral.

En los últimos años hemos escuchado mucho el término engagement, que refiere a un estado afectivo positivo que se caracteriza por altos niveles de energía y activación mental en el trabajo.

Sin embargo, el flow, se diferencia del engagement, por ser un proceso más puntual y relacionado con características o tareas concretas del trabajo. Cuando una persona trabaja con flow se siente motivada y capacitada para realizar una actividad concreta que le resulta, además, desafiante

En este contexto, el trabajador permanece totalmente concentrado, se esfuerza al máximo, desarrollando todo su potencial para conseguir realizar la tarea con el mejor resultado, y sobre todo, sintiendo que controla la situación.

¿Bien y ahora?

¿Qué herramientas usamos para llegar a este estado de Flow?

  • La actividad a realizar debe tener una clara meta en cuanto a qué se espera como resultado final y debemos tener cierta habilidad para realizarla. Si no somos músicos ni nos gusta la música, no seremos capaces de conseguir el estado de flow, por el contrario, entraríamos en un estado de ansiedad y posible frustración.
  • La tarea debe ser activa y atractiva. Ya sabemos lo que vamos a hacer, ahora hay que  equilibrar el compromiso con el placer para que el cerebro entre en un estado de “piloto automático”, disfrutando hasta de las posibles dificultades.
  • Perseguir siempre objetivos parciales y finales, y partir de parámetros que nos ayudarán a conseguir el éxito, los mismos son los que indicarán el progreso y la calidad de nuestra tarea. 
  • La motivación juega un papel fundamental. Por ejemplo, si trabajamos para una empresa a cambio de un salario, vamos a entrar en  estado de flow siempre y cuando estemos haciendo algo que nos guste y satisfaga.

Necesitamos más dopamina en nuestro cerebro. Aunque suene algo extraño, necesitamos generarla.  

¿Cómo y por qué?

Seguramente has oído hablar del famoso feedback y no es casualidad, es una herramienta más que importante para lograr un buen flujo de trabajo. 

El feedback tiene dos funciones claves. Una, nos sirve para saber inmediatamente si debemos continuar realizando la tarea de la misma forma, o si hay que buscar otra alternativa para mejorar. Segundo, sirve para atraparnos y engancharnos. El feedback positivo produce dopamina en nuestro cerebro, y cuando experimentamos esto, ansiamos más “micro-recompensas” por lo que vamos a seguir  realizando acciones que nos den más feedback positivo.

Para resumir, el feedback ayuda a que las personas trabajen de forma más eficiente, por voluntad propia y con más creatividad. Pero, ¡ojo eh! Hace falta automotivación, no te olvides de eso.

Para terminar, podemos decir que, si nos preocupamos realmente por los trabajadores y clientes internos, tendremos mayor eficacia práctica, feedback positivo y por ende gran parte del éxito empresarial. 

Este tipo de empresas suele ser un ejemplo a seguir para otras, ya que muchas personas desearían trabajar en ellas. Aquí es cuando el flow toma mayor peso: trabajar en este estado implica avanzar un paso más para crear climas saludables y positivos para sus trabajadores, permitiéndoles crear una relación entre crecimiento profesional, amplitud creativa y disfrute de sus tareas.

Al final no es tan difícil, ¿no? Se trata de dejarse llevar y potenciar nuestras capacidades. Como resultado, conseguiremos tener trabajadores que estarán realmente comprometidos con sus tareas, que buscarán desarrollar todo su potencial,  que desearan más y mayores desafíos. Conseguiremos tener trabajadores satisfechos y contentos.

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